Local
En un análisis llevado a cabo por los politólogos Miguel Calderón Chelius de la Ibero Puebla y Juan Carlos Espinosa Von Roehrich de la Universidad Popular Autónoma de Puebla (Upaep), se ha concluido que el abstencionismo en los procesos electorales se encuentra motivado por diversos factores. En una entrevista, ambos expertos señalaron que el desinterés en los asuntos públicos, la decepción hacia los actores políticos y partidos, así como la percepción de ineficacia en la democracia y en las campañas electorales, son elementos clave que influyen en la decisión de no acudir a votar.
En el caso específico de Puebla, el nivel de abstención ha mostrado variaciones significativas en diferentes elecciones. Por ejemplo, mientras que en 2010 el abstencionismo en las elecciones a gobernador fue del 32.5%, seis años después, durante la elección del "minigobernador", este porcentaje ascendió al 55.4%. En las elecciones concurrentes de 2018, el registro fue del 33%, pero alcanzó su punto más alto en las elecciones extraordinarias de 2019, con un 66.6%, tras el fallecimiento de la entonces gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo.
Según Calderón Chelius, la fatiga electoral juega un papel fundamental en este fenómeno, ya que los votantes pueden sentirse agotados por la frecuencia de los procesos electorales. Por otro lado, Espinosa Von Roehrich argumenta que la falta de interés en los asuntos públicos, la desilusión con el proceso democrático y la percepción de que las campañas electorales son excesivas y poco efectivas también contribuyen al abstencionismo.
A pesar de las altas posibilidades de una mayor participación en las elecciones de este año, debido a su carácter concurrente, tanto Calderón Chelius como Espinosa Von Roehrich advierten que la participación no necesariamente conducirá a cambios significativos en las tendencias electorales. Ambos coinciden en la importancia de que los políticos presenten propuestas concretas y eviten descalificaciones mutuas para atraer a aquellos votantes que tienden a abstenerse.
En última instancia, recalcan que una mayor participación electoral conlleva una mayor legitimidad de los gobernantes, y que la falta de participación puede resultar en representantes que no reflejen adecuadamente las necesidades y preocupaciones de la población.
Fuente: Contra Réplica