Política
La fuga de “peces gordos” del Partido Revolucionario Institucional (PRI) vaticina uno de los peores momentos en la historia del instituto político en Puebla; el mismo instituto que, por décadas, mantuvo una hegemonía contundente en las preferencias electorales.
A consideración de muchos, los momentos de gloria del partido tricolor enfrentaron su primer declive desde febrero del 2006, cuando salieron a la luz las acusaciones en contra del exgobernador, Mario Marín Torres, por estar vinculado a una red de pederastia.
El segundo gran golpe se concretó con la salida de Rafael Moreno Valle Rosas, quien al ser uno de los cuadros más relevantes en ese momento, inició con la desbandada de priistas que decidieron mudarse al Partido Acción Nacional (PAN).
Además de encargarse de “desfondar” al tricolor, Moreno Valle logró el primer gobierno de alternancia en el estado y dejó en evidencia la inevitable caída del partido hegemónico, tras su triunfo como candidato del PAN en las elecciones del 2010, frente a Javier López Zavala.
El panorama no mejoró en los siguientes años, pues en el 2016 volvió a perder la “mini gubernatura” con su abanderada, Blanca Alcalá, quien no logró alcanzar al entonces panista, Antonio Gali Fayad.
Para el 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador arrasó la mayoría de cargos públicos con su ola electoral en todo el país, se colocaron los primeros clavos en la tumba del PRI a nivel estatal.
El excandidato, Enrique Doger Guerrero, consiguió el tercer lugar frente a Miguel Barbosa Huerta de Morena; y Martha Erika Alonso del PAN, quien ganó la álgida elección.
La historia se repitió en las extraordinarias del 2019, cuando Alberto Jiménez Merino no logró levantar la numeralia del tricolor y volvió a colocarlos en tercer lugar, por debajo de Morena y el PAN.
Y ahora, a menos de cinco meses de las elecciones del 2024, el panorama político pinta aún peor para el PRI, con una evidente desbandada en favor de Morena y la estrepitosa caída de su militancia.
Peces gordos se van del PRI
Además de Rafael Moreno Valle, el Revolucionario Institucional ha enfrentado una evidente fuga de militantes desde el 2018, especialmente de perfiles internos con gran peso político.
La salida más reciente se concretó este lunes 15 de enero con la renuncia de la diputada local, Silvia Tanús Osorio, quien después de 50 años de militancia, decidió que su ciclo en el tricolor ha culminado.
Aunque la legisladora sostuvo que no “saltará” a Movimiento Regeneración Nacional (Morena), la mayoría de cuadros priistas que anunciaron su renuncia, sí eligieron mudarse al partido oficialista para encontrar mejor suerte.
Entre estos se encuentran el exalcalde de la capital, Enrique Doger, quien en el 2023 manifestó expresamente su respaldo al coordinador de la bancada morenista en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier Velazco.
En una situación similar se encuentra el excandidato a la gubernatura, Jiménez Merino; así como Luis Antonio Godina, Iván Galindo, Juan Manuel Vega Rayet, Valentín Meneses, Lauro Sánchez y Luis Alberto Arriaga.
Otro de las salidas que ha retumbado al interior del partido es la del empresario Pepe Chedraui Budib, quien se negó a refrendar su militancia y actualmente es la “carta fuerte” de Morena para la presidencia municipal de Puebla.
Menos del 6% refrendó su militancia
El desplome del PRI también se traduce en la pérdida de militancia, pues de febrero del 2018 a agosto del 2023, perdieron al 94 por ciento de su padrón de afiliados en la entidad.
De acuerdo con información publicada en la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), el partido tenía 674 mil 859 militantes a nivel estatal.
Tras la depuración de padrones que ordenó el Instituto Nacional Electoral (INE) a todos los partidos políticos, el tricolor quedó con apenas 40 mil 406 militantes reales y verificados el año pasado.
Es decir, sólo el 5.9 por ciento de las personas inscritas que estaban inscritas en el 2018, decidieron refrendar su militancia a partir del 2019 y hasta el 2023.
Fuente: Contra Réplica